domingo, 19 de agosto de 2007

AIRE

Empujo el marco de madera, está atascado. Es oscura y rasposa, está toda empolvada, pero yo recuerdo que sí se abría, un poco de aire es lo que necesito... Apenas se alcanza abrir una rendija e inmediatamente se cuela un frío helado, congelado... La cierro de golpe otra vez... Pero este olor, este olor tan familiar que me está ahogando, se ha formado ya una neblina, todo se ha condensado aquí dentro y necesitamos airear esto... Voy otra vez, salgo corriendo hacia la ventana y me estrello contra ella, se abre de golpe y yo casi caigo con ella. Se rompió el cristal, tengo sangre en las manos y el frío se puede sentir hasta en el húmedo de los ojos que se congelan... Entra el aire en ráfagas, como perrito contento, al que por fin le abrieron la puerta y lo dejaron entrar... Siento que me congelo y quisiera volver a cerrar para dejar todo calientito pero muerto como estaba. Y sólo miro, sólo miro como el viento viene desde lejos y recorre cada rincón, creería que con su fuerza va a desbaratar todo, pero en realidad lo único que pasa es que el olor está disminuyendo, es tu olor el que tengo que dejar ir, que salga y vuele junto con el viento que juega al entrar y salir... Te vas diluyendo sin que lo note, quisiera retenerte en algún rincón, pero no sé dónde estás, creía tenerte aquí guardado, en esta caja de corazón que aún huele a ti, pero al abrirla descubrí que no estabas, que sólo era tu olor... Airen esta casa, deja que se vaya el olor y lo llenaré de pura vainilla.

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